Un masaje nos puede relajar, nos puede calmar, nos puede desconectar, pero sin duda el masaje consciente es más que todo esto, es una experiencia, un viaje, una invitación a la introspección, aquí os dejo el testimonio de Raquel, enfermera deportiva, la verdad que muy sorprendidos del impacto:
MI VIAJE ASTRAL CON MANU Hoy 30 de marzo, quisiera transcribir mis sensaciones y emociones, experimentadas en la sesión con mi querido Manu.
Después de entrar en modo sereno, sosegada, tranquila, en paz , en calma, con mi respiración pausada y sincrónica, experimento cómo las manos de Manu se desplazan sobre mi cuerpo como si fuesen sus pies……..siento la prensión del talón sobre mi cuerpo y la planta del pie, en algún momento experimento la sensación de que quiero abrir los ojos, por mera curiosidad, ya que sé que él no está sobre la camilla, es evidente, aún así le noto ligero y conectado conmigo. En todo momento está a mi lado, cómo si fuéramos uno solo, viajando juntos en este viaje de emociones, olores y sensaciones diversas.
La primera estancia en donde me sitúo, es un campo lleno de flores amarillas con una luz clara fuerte e intensa de color blanco y una amarillo pastel, huele a flores, un ligero viento roza mi cara, siento paz, soy una niña de unos 8 o 9 años, estoy sentada sobre el campo con las piernas cruzadas, tocando la tierra, disfrutando del calorcito, llevo una vestido de flores y las flores amarillas cubren mi cuerpo a cada lado, son más altas que yo, algún pájaro sobrevuela sobre mí, miro hacia arriba y el la luz del sol es intensa, pero no me deslumbra, siento alegría, sosiego, calma, seguridad, AMOR. Me levanto y miro a lo lejos, ahora tendré unos 15 años, veo un camino y me dispongo a caminar sobre él tocando con las yemas de mis dedos la punta de las flores y me muevo suavemente de lado a lado, girándome y con la cabeza alta, gozando de la suave brisa sobre mi cara, me siento segura y entonces él aparece, Manu está presente, siento como me coge la mano la mano derecha y me dice con la presión estoy aquí, no habla solo gesticula y sonríe, él es adulto y mucho más alto que yo, me dice tranquila estoy aquí, su sonrisa invade su rostro angelical y con esos ojos de niño me mira y siento paz.
La segunda estancia es una muralla, que podría ser la muralla china o la de un castillo, estoy sobre la plataforma de lo mas alto encima del mundo, a lo lejos veo el platillo del templo budista y en el centro está Manu, erguido y de pie, me mira, no quita la mirada y me dice estoy aquí, sigo sintiendo la brisa suave y una sonrisa se desata sobre mi cara. Me alegra sentir esta emoción y soy consciente de mi viaje, de ahí que mi sonrisa no paré de estar en todo momento durante la sesión. Manu pone sus manos sobre mi cuerpo y desplaza la energía, le siento en todo momento, sobre mí y alrededor de la estancia, siento cómo una envoltura de paz me protegiera y la vez absorbiera esa luz que resplandecía de mí, cada vez me siento más etérea, más energía, menos en la tierra.
La tercera estancia es la playa, estamos en a orilla Manu y yo, sonriendo, andando ligero, bailando, sintiendo el sonido del mar, el agua en nuestros pies, siento paz, me coge de la mano derecha, aquí tendría unos 20 años.
De repente vuelo alto y voy a parar a mi cuarta estancia es el universo, me sorprende lo rápido que vuelo de un lado a otro, con sensaciones distintas, toco las estrellas con la punta de mis dedos, vuelo junto a Plutón y Neptuno, soy consciente de que estoy volando y a lo lejos veo a Manu sobre la tierra, le doy las gracias por este viaje, y siento felicidad, paz, armonía, sosiego, TODO ESTÁ BIEN, TODO VA A SALIR BIEN.
La quinta estancia en una pirámide de Egipto, ahora siento calor y agobio, pero es momentáneo, me centro en la monstruosidad del monumento, de la grandeza del ser humano, la fuerza de la unidad, por un momento pienso que Manu está cantando, miro y veo a una mujer de blando en el centro de la pirámide, está cantando…..junto a mí Manu, sentados en el árido desierto, sin sentir calor, ni agobio, solo paz y armonía, la suave brisa del desierto nos envuelve, la arena levantada por el viento difumina la imagen de la mujer y a lo lejos no hay nada solo desierto, el color es marrón claro
La sexta estancia es un arroyo, estoy sentada con los pies dentro del agua escucho el ruido del agua, los pájaros, el sol me da en el cuerpo, siento paz, y junto a mí y de pies es Manu, soy una niña de nuevo, unos 8 o 9 años, miro y está Manu, le doy la mano derecha, el está de pie.
La séptima estancia en un bosque lleno de árboles, muy juntos, finos y frondosos, estoy andando ligera y entre ellos, me muevo libre es sintonía con paz, mis movimientos fluyen como el viento y me adapto al contorno de los árboles, y mis manos tocan las hojas que salen de ellos, y Manu está conmigo haciendo lo mismo, me mira sonríe, aquí tengo unos 15 años.
La octava estancia es un prado de césped estoy bailando con Manu, brazados con música suave, sintiendo el balanceo de uno con el otro, la energía fluye y estamos en paz y armonía, aquí soy adulta, tengo sosiego y paz, le doy las gracias por este viaje.
La novena estancia en el océano, soy adulta estoy metida en la profundidad flotando dentro del agua, tocando los peces de mi alrededor, Manu no está, tengo paz, me encuentro serena, me gusta está aquí, siento silencio y AMOR. Manu pone sus manos sobre mi cuerpo, sus manos vibran, siento cómo un latido en las yemas de sus dedos, sobre todo cuando se para en los chacras, nunca había sentido algo así, me enamora sentir esto, es grandioso y amoroso.
La décima estancia es en donde estoy, en su casa sobre la camilla, me veo fuera de mí, me observo, soy yo en el ahora, veo un cuerpo sobre un camilla y yo en lo alto diciéndome a mi misma que lo importante soy yo, porque esa que está ahí es una cuerpo físico, que se irá, se envejecerá pero yo seré siempre la misma, estoy sonriendo, a veces incluso me río, proyectando en el cuerpo presente que goce de lo físico, porque yo soy lo espiritual y estoy en paz, segura fuerte, TODO ESTA BIEN, TODO VA A SALIR BIEN.
Después del masaje, Manu realiza unos sonidos, el primero lo hizo sobre el piso de la estancia, el sonido me provocaba miedo, angustia, mi plexo solar se contrae, y de repente me veo subida en un árbol de tronco grande, que no abraca mis brazos y estoy agarrada, me sorprendo y me proyecto es el ahora, estoy tranquila en paz, de tal forma que, empiezo a subir por el árbol hasta que llego a una rama, llena de hojas, me siento en ella y observo abajo, no hay nada en la tierra que me haga daño, a sí pues, me dispongo andar sobre la rama, tocando las hojas que salen de él, de repente Manu toca otro instrumento, es el cuenco tibetano, el sonido vibra en mi cuerpo y se me activa el órgano sexual, siento fuerza en él y se me contrae el útero, después las palatizaciones empiezan a fluir en mí, tengo dos palpitaciones intensas y una pequeña. Todo para mí es sorprendente, me he sentido feliz, en armonía y en paz en todo momento, a veces era una niña y otras veces una mujer, serena, segura y tranquila, y Manu ha estado presente todo el tiempo, arropada y en compañía de amor.
GRACIAS. RAQUEL.
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